En el 2006 no tenía idea de cómo el movimiento se había podido transformar en los casi 15 años de mi alejamiento, asi fui sin expectativas. Me conmoví, rencontré mis orígenes, me enfrenté a mi identidad, me reconecté con lo que soy, con mis sueños e ideales. Durante una vivencia decido volver al deseo que ya en el 1991 había tenido y abandonado por cuestiones logísticas: hacer la escuela de Biodanza. Falta decidir adonde. Lo mas lógico es la escuela mas cercana a la isla adonde vivo, pero me dejo llevar por mis instintos y por el amor que veo en los ojos de Verónica Toro y Raúl Terren cuando, la última noche del Convenio, los conozco.
Pocos días después llego a su escuela en Buenos Aires, a 12 horas de avión de donde vivía y sigo asistiendo hasta el final del 2006 viajando cada vez por solo 4 días. Paulina mi esposa con el tiempo nota algo distinto en mi y desea también hacer la escuela, así decidimos juntos dejar todo lo que teníamos en Dominicana y con dos hijos chiquitos, en el 2009 mudarnos en Argentina únicamente para estudiar Biodanza.
Dejo mi compañía en buenas condiciones y por mi ausencia, mientras yo refuerzo mi identidad y mi potencialidad en la escuela, la empresa va naufragando y hundiéndose de deudas cada vez mas. Así en el 2011 después de 10 años la entrego con un sentimiento de sincero alivio en el corazón a pesar de no tener mas ingresos ante de lo planeado. Solo me anima el deseo solido y potente de pertenecer a algo por el cual valga de verdad la pena trabajar, luchar si necesario, seguir ofreciendo mis esfuerzos, mi energías, mis recursos; dedicar mi pasión, mi entusiasmo, mi ímpetu vital. Ahora solo me importa Vivir y Amar.
Terminado mi ciclo de escuela terminó también mi permanencia en Argentina. Al final del 2012 con mi familia regresé a Dominicana para un nuevo comienzo, una nueva etapa de mi vida, con nuevos desafios por delante.
Mi deseo ahora es difundir Biodanza en el Caribe y ayudar a que se difunda aun mas en el mundo.