Biografía resumida de Rolando Toro (por Pedro Labbe Toro)

Rolando Toro

 

Rolando Toro nace en la ciudad de Concepción, Chile, un 24 de abril de 1924. Su infancia transcurrió alrededor de su casa natal con sus padres y hermanos, y la escuela básica del Barrio.

Una instancia marcadora y decisiva de vida fue su búsqueda vocacional. Su  extraordinaria y precoz capacidad de asimilar información y conocimiento, asombraron siempre a sus evaluadores. Sin embargo, la “holgura” de sus evaluaciones lo hizo pasar tres años por la Facultad de Medicina de la Universidad de Concepción, para que su verdadera vocación recién tocara a su puerta. La traía en la sangre: su abuelo fue profesor en la ciudad de Cañete, y aún perdura su nombre en la entrada de su antigua escuela, “Escuela Leoncio Araneda”. Asimismo, su propia madre, siete de sus tías y dos de sus hermanos fueron profesores también. Así las cosas, dejó la Facultad de Medicina para convertirse también en profesor, ingresando a la Escuela Normal José Abelardo Núñez de Santiago.

Allí se empapó de la gran tradición innovadora de la enseñanza normalista, desde donde inicia una larga trayectoria, tras egresar como profesor de enseñanza primaria el año 1943, y que duraría alrededor de dieciséis años, ejerciendo en Talcahuano, Valparaíso, Pocuro y Santiago sucesivamente. En cada una de las escuelas donde trabajó, fue descubriendo aspectos que estaban ausentes en la educación tradicional.

Debido a sus revolucionarias concepciones sobre educación, el Decano de la Universidad de Concepción, don Rolando Merino, invitó a Rolando a dar un Ciclo de Conferencias en la Escuela de Educación de esa sede, y posteriormente, aceptó su descabellado pedido para crear un Laboratorio de Psicología en la Escuela de Educación de la Universidad de Concepción,… sin él aun ser Psicólogo. Desde esta fase de experimentación psicopedagógica, Rolando tomó la decisión de realizar estudios al respecto, y con la mediación del entonces Rector de la Universidad Chile, don Jorge Gómez Millas, pudo entrar a segundo año de Psicología en la Escuela de Psicología del Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile, desde donde por fin pudo titularse.

En este mismo período conoció paralelamente al doctor Claudio Naranjo, con quien estableció una profunda amistad. Gracias a su intervención, Rolando Toro ingresó al Centro de Estudios de Antropología Médica (CEAM) de la Escuela de Medicina de la Universidad de Chile, bajo la dirección del doctor Francisco Hoffman, esposo de Lola Hofmann, mujer que él consideró su maestra desde el día que la conoció, tras su llegada de Viena, luego de su permanencia junto al dr. Jung. Rolando pasó a formar parte de un equipo multidisciplinario, que tenía por objetivo en aquel momento mejorar la calidad de vida de los enfermos mentales y humanizar sus relaciones con el personal médico y paramédico del Hospital Psiquiátrico de Santiago.

En el CEAM, Rolando Toro ocupó el cargo de Profesor Agregado a la Docencia, dirigiendo seminarios de antropología médica, filosofía y psicología. A partir de ahí, su dedicación a la educación se extendió a la enseñanza superior y a las psicoterapias. Entre las múltiples actividades relacionadas con la investigación, tuvo el privilegio de ensayar diferentes sistemas terapéuticos. En ese camino realizó sus primeros ensayos de danza terapéutica con enfermos del Hospital Psiquiátrico.

Tiempo más tarde la Universidad Católica le solicitó que ofreciera oficialmente un curso de Expresividad y Creatividad en el Instituto de Estética de la UC, al que llamó Psicodanza. Rolando Toro fue nombrado profesor de Psicología del Arte y Psicología de la Expresión en el Instituto.

Rolando empieza a interesarse abiertamente en el mundo de la mente y los estados de expansión de conciencia, mediante el trabajo con LSD. Rolando fue íntimo amigo de Albert Hoffman creador del ácido lisérgico. Éste le entregó una cierta cantidad de dosis para investigación científica. Corrían los finales de los años 60’s, y su casa se dio cita, gran parte de la escena cultural de Santiago: entre ellos A. Jodorowsky, músicos de Jazz, actores conocidos de vanguardia, sicólogos y otros intelectuales interesados en la experimentación con alucinógenos, en la cual y desde la cual se realizaban y emprendían distintas actividades culturales y artísticas completamente originales, novedosas e innovadoras, trasgresoras muchas veces con lo conocido hasta entonces. Las obras que emanaron de esos experimentos fueron mostradas en la mítica galería de arte “Casa Luna” de la calle Villavicencio en Santiago, propiedad de Susana Wald y Ludwig Zeller.

De las fiestas sicodélicas de dicha casa, nacieron, en forma natural, los que se conocieron como “Juegos de Psicodanza”, que marcaron mucho esa época de inicios de los 70’s. Eran representaciones muy surrealistas, verdaderas performances que consideraban teatro, canto, poesía, danza y música. Las presentaciones tuvieron lugar en numerosos teatros de Santiago, Viña del Mar y Valparaíso, y aunque fueron abiertamente censuradas por la Iglesia Católica local, fueron realizadas, porfiada y desafiantemente por Rolando, a tablero vuelto, producto de la inédita manifestación que el público apreciaba en este curioso “arte catártico y salvaje”.

Un viaje en los años 70’s a la Comunidad de Esalen liderada por el sicólogo Fritz Perls, en Big Sur, California, y al pequeño pueblo de Bodega, en San Francisco, Rolando compartió experiencias grupales, donde el Contacto y la Caricia eran una de las propuestas principales como premisas y prácticas sanadoras. Allí conoció otros investigadores de la época como es el caso de René Spitz, que ya trabajaban con los llamados “niños institucionalizados”, es decir de Orfanatos o internados públicos, y que sostenían que había una relación directa entre la estimulación afectiva y el sistema inmunológico. Rolando volvió a Chile e incorporó indisolublemente a su incipiente Modelo operativo, la presencia sanadora de las caricias y el contacto en sus ejercicios.

A pesar de haber sido marginado por negarse a firmar una carta en repudio al presidente Allende en la Universidad Católica poco antes del golpe militar, su partida de Chile se inicia con una invitación a participar en un Congreso de nuevas Psicoterapias en la Universidad Abierta de Buenos Aires en la Argentina, el que en principio sólo lo retendría un par de días en dicho país, pero que terminaría convirtiéndose en su primer periplo fuera de Chile, por alrededor de 10 años.

En Buenos Aires, se empieza a desarrollar y visualizar más cabalmente el conjunto de ejercicios y experiencias como un verdadero Sistema de Integración, con consecuencias sanadoras y terapéuticas. Allí aparecen personajes importantes tanto para el movimiento de Biodanza como para la vida de Rolando y sus hijos. Entre ellos, cabe mencionar a Raúl Terrén, actual marido de su hija Verónica, quienes con enorme voluntad ayudan a desarrollar el Sistema en y desde Argentina. Desde allí, empieza a crecer el reconocimiento a las Técnicas de Rolando y su “nuevo” Sistema que es presentado en Brasil, alrededor del año 1985.

Se queda por largos años allí, y se asienta definitivamente. Rolando es recibido con una empatía extraordinaria en Brasil, visualizando a ese país, como el lugar óptimo para enseñar Biodanza, y es sin duda, desde donde definitivamente ésta se internacionaliza y se masifica, a tal punto que la Biodanza es percibida casi con la misma cotidianeidad que el Psicoanálisis en USA o Argentina. Asimismo, al poco tiempo, todos sus hijos lo siguen también hasta allá. 

Verónica Toro (Hija) y Raúl Terren parten a Europa, específicamente a Italia/Suiza a “esparcir” Biodanza ya definitivamente como un Sistema estructurado. Rolando lo sigue y se estaciona en Milán. Trabajan como obreros de día y enseñan Biodanza por las tardes/noches. Casi como en un cuento de hadas, Rolando es invitado un día, por una Condesa italiana, conocedora y fascinada por la novedosa técnica de danza, música, afectividad y encuentro, para que puedan tener un lugar donde realizar sus actividades y clases, y  les facilita uno de sus castillos. Desde esas primeras incursiones, la Biodanza cobra definitivamente un carácter mundial.

Rolando regresa a Chile en los 90’s, y desde entonces ha fijado su residencia en nuestro país. Vital y con una actividad ininterrumpida, su salud comenzó a dar avisos con su corazón y otros síntomas. Sin embargo, su agenda continúa repleta de viajes dentro y fuera del país y el resto del planeta, revisando constantemente sus postulados.

Dentro de una de sus reconocimientos en el extranjero figura su nombramiento como Doctor Honoris Causa como Educador Biocéntrico en Brasil, el año 2006 en la Universidad Federal de Paraibas, la que además formalizó dentro de sus programas la primera Escuela de formación Biocéntrica en el mundo. En Lima, Perú, también ha obtenido un reconocimiento semejante, así también en la Universidad Abierta de Buenos Aires.

Uno de los últimos actos públicos de Rolando en Chile fueron el lanzamiento en la Feria Internacional del Libro de Santiago - 2008, de su libro “Biodanza” con la síntesis más actualizada de sus propuestas y los resultados científicos que han impulsado la Biodanza en estos cuarenta años de existencia, y la realización de una sesión abierta de Biodanza en la Plaza de la Constitución, frente al Palacio de la Moneda, dentro de los actos oficiales contra la Violencia Intrafamiliar y el Femicidio.

El 16 de febrero de 2010, Rolando muere a los 85 años tras una fulminante complicación a su corazón.